Por: Ingrid Xhunashi López Pineda
Sonata para piano no. 14 en do sostenido menor “Quasi una fantasia” op. 27, no. 2 Claro de luna – Ludwig Van Beethoven

“Quasi
una fantasia”, o popularmente conocida como Claro de Luna, es una pieza
compuesta por Ludwig Van Beethoven en 1801 y publicada en 1802. Debido a las
fechas y el estilo de la pieza, encaja en el periodo del Clasicismo, el cual se
caracteriza por melodías más cantables y simétricas, el predominio de la voz
aguda, así como armonías muy claras y funcionales.
Debido
a la correspondencia encontrada del autor se sabe que la sonata fue compuesta y
dedicada a una de sus alumnas, la condesa Giulietta Guicciardi, de 17 años.
Beethoven tendría alrededor de 30 años cuando la conoció, se encontraba
profundamente enamorado de ella, sin embargo, la familia Guicciardi se opuso a
la relación, por lo que Giulietta se terminó casando con otra persona, dejando
a Beethoven con el corazón destrozado. La composición fue estrenada
inmediatamente después de su ruptura.
La sonata se compone por tres movimientos, I. Andagio sostenuto, II. Allegretto,
III. Presto Agitato; cada uno muy diferente al anterior, pero los
tres complementándose al mismo tiempo para formar una pieza melancólica, la
cual fue muy popular en su día, tanto que el propio Beethoven llegó a
molestarse y comentar que “seguramente he escrito cosas mejores”. Incluso, aún
en la actualidad sigue siendo una de las composiciones más emblemáticas y
recordadas del autor. Es por esto, y entre otras muchas razones, por la cual la
elegí para realizar esta reseña, siendo una de mis favoritas.
El primer
movimiento mantiene una velocidad tranquila durante su transcurso, por momentos
se hace más oscura y en general mantiene un aura melancólica, sosteniendo una
melodía que parece casi un lamento de arrepentimiento o tristeza. El músico
francés Héctor Berlioz menciona que “es uno de esos poemas que el lenguaje
humano no acierta a calificar”. Es específicamente este movimiento el que
le gana, años más tarde, el título de “Claro de luna” por el poeta y crítico
musical Ludwig Rellstab, ya que compara la pieza con el claro de luna en el
lago de Lucerna.
Durante el segundo
movimiento parece recuperarse el ánimo, suena más alegre y apacible. Aunque
puede no parecer tan impactante como los otros dos movimientos, puede
entenderse y escucharse como la transición entre un movimiento y otro. Podría
compararse con la “calma antes de la tormenta”. Tal vez represente ese momento
de esperanza y felicidad que Beethoven sentía justo antes de que la familia se
opusiera a su relación.
Es el tercer
movimiento donde se desata esa tormenta, donde los dedos del pianista que la
toca, aletean y vuelan de un lado a otro del piano para conseguir el ritmo
veloz que alcanza la pieza. Ver las manos de interprete es casi hipnotizante
debido a la velocidad y precisión con la que debe ser tocada. Mientras avanza
la pieza se va tornando más y más oscura, cada vez llegando a tonos más bajos,
consiguiendo así transmitir una desesperación y desconsuelo. Sin duda, la
resolución de un amor imposible, aquel que se vio frustrado y Beethoven nunca
consiguió olvidar.
Si deseas experimentar los mismo que yo sentí al escuchar esta pieza, te recomiendo la versión de Valentina Lisitsa, una pianista ucraniana asentada en Estados Unidos, quien ha logrado interpretar esta y muchas otras piezas de Beethoven con gran pasión.
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